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Por Carlos Cantero
La muerte de Piñera generó un antes y un después, un cambio de estado en la política (líquida), que afecta todo el espectro. La Izquierda pierde capital político, al dividirse y criticar la estrategia del Presidente Boric, de reconocer a Piñera como demócrata. La derecha ve una oportunidad e intenta capitalizar, tensionada por la necesidad de institucionalizar el sector.
En la Izquierda hay división y ruidos, de quienes piensan que el Presidente, generó una fractura de complejidad estructural, que les debilita y daña. Quitó a la Izquierda radical la seudo superioridad moral para dar licencia de demócrata. A los mismos que quisieron negarle a Piñera esa condición, mientras intentaban quebrar la institucionalidad y alababan dictaduras como Venezuela, Cuba y otras. El actuar de Boric, tendrá impredecibles consecuencias políticas: reconoció y valorizó la figura histórica de Piñera, como demócrata, defensor de los derechos humanos y político consecuente, que cierta Izquierda resiente y niega. Sin perjuicio de lo anterior, es necesario asumir que, Piñera como persona, tuvo luces y sombras en la opinión pública. Pero, indudablemente fue un demócrata.
Para la Derecha, se facilitó el rescate del legado político de Piñera, que enfatizó políticas públicas de claro sentido social. El sector recibió pase gol, que la Izquierda radical rechaza. En este tramo de la carrera y a juzgar por la reacción ciudadana, hay una clara oportunidad para el sector. La salida de Piñera del escenario, despejó el camino. Evelyn Matthei, lidera el proceso hacia la presidencial. Pero, está Kast y su proyecto Republicano, que en la ocasión no ganó dividendos, lo que se suma a su traspié constitucional. Pero, hay dos procesos electorales. Se reinventará para recuperar terreno.
El nuevo proyecto político debe estar en (urgente) sintonía -explícita y formal- con la recuperación de la honestidad pública y el mérito en la política, la probidad y excelencia gestional, convocar a los mejores, sin el nepotismo ni endogamia observada. El desafío es grande y requiere liderazgos de excelencia, habilitantes, con principios humanistas y convicciones éticas.
Hay una oportunidad, que requiere un proyecto firme en las convicciones. Es tiempo de rescatar valores e ideas de Derecha: el orden, el mérito, la probidad, la excelencia, la disciplina, la paz, potenciar el emprendimiento, favorecer la generación de riqueza y exaltar el sentido social. Pero, para triunfos electorales se requiere sinergia y estrategia, unidad y paz, sumar y no restar. Eso no será fácil en una derecha con tantas sensibilidades. Algunas radicalizadas promoviendo purismo y polarización. Otros, intentando aglutinar en torno a liderazgos personalizados o autocráticos.
Pienso que Matthei, tiene razón, cuando afirma que “es hora de institucionalizar el sector”. Se requiere un proyecto político amplio, participativo, con legitimidad ciudadana, que integre a los muchos Independientes de centroderecha. Al respecto es bueno no confundirse: una cosa es aglutinar a los adherentes para reivindicar el legado de Piñera. Y, otra, muy distinta, es organizar el sector, para enfrentar desafíos electorales. De hecho, no tienen la misma convocatoria, ni son esfuerzos necesariamente sinérgicos.
Carlos Cantero