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Históricamente la élite ha ocupado los principales cargos políticos del país, independiente de si son de derecha, centro o izquierda. Como una explicación de esto, el escritor Francisco Ortega afirma que «no tienen nada que perder. Pueden perder tiempo en estar 10 años en la universidad involucrado en movimientos estudiantiles y después seguir en política». Existen diversas apreciaciones, pero nadie niega que los lideres políticos no vengan de familias de buena condición económica, desde el actual presidente Boric hacia atrás, casi sin excepciones en mandatarios del país. «No tiene nada de raro que ‘sean los hijos de’. No es ni siquiera un problema radical. (…) la gente en política siempre ha venido de ‘casas de bien'», afirma el antropólogo, Pablo Briceño. La diputada del Frente Amplio, Consuelo Veloso, afirma que prefiere a quienes «al menos viniendo de sus entornos de privilegios, trabajan políticamente para que otros tengan igual esas oportunidades».
Qué tienen en común los presidentes de Chile, los ministros de este gobierno, el anterior y los pasados, y los líderes políticos, tanto de izquierda como de centro y derecha? Que la gran mayoría provienen de familias de buena condición económica, o derechamente de la élite.
Explicaciones sobre esto pueden haber muchas. Para el escritor Francisco Ortega, esto viene de que las personas de este círculo pueden arriesgar. “Tú quieres cambiar el mundo porque tienes una educación que te enseña algo distinto al lugar donde naciste. Para mover las mareas necesitas estar en un lugar que te de financiamiento. Es la gente que no tiene nada que perder, la que puede perder tiempo en estar 10 años en la universidad involucrado en movimientos estudiantiles y después seguir en política. Estudiar en las universidades, en buscar financiamiento“, afirma.
Esta semana la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei , afirmó que los integrantes de este Gobierno eran “una tropa de jovencitos arrogantes nacidos en familias de bien, que han ido a los mejores colegios pagados, que nunca les ha faltado nada en sus casas”.
“No tiene nada de raro que ‘sean los hijos de’. No es ni siquiera un problema radical. El problema que tiene la frase de Matthei es que pierde fuerza, porque la gente en política siempre ha venido de ‘casas de bien’”, sostiene Pablo Briceño, Phd en Antropología y académico de la UDP.
De acuerdo con datos de la Biblioteca del Congreso Nacional, de los tres últimos gobiernos —Bachelet, Piñera y Boric—, el 60% de los ministros estudió en una universidad privada. El 68% en la Universidad Católica o la Universidad de Chile. El 63% salió de un colegio particular pagado, el resto de liceos (algunos de renombre) o escuelas públicas. El colegio que más se repite en los gabinetes de los últimos 20 años es el Saint George’s College de Vitacura. Le siguen el Tabancura (Vitacura), Verbo Divino (Las Condes), Villa María Academy (Las Condes), y colegios británicos. Los aranceles de estos establecimientos hoy superan 600 mil pesos.
El 54% del gabinete de Gabriel Boric salió de la educación privada. El 61% de la PUC o la UCH. “Grandes líderes revolucionarios como el propio Fidel Castro, abogado, o el Che Guevara, médico, no pertenecían precisamente a la clase obrera de su país. Salvador Allende tampoco”, dice el senador Juan Luis Castro (PS). “No lo critico, sino que son fenómenos que ocurren en la historia política del mundo. Son realidades que acompañan, de algún modo, la necesidad de que la política evolucione y atraviese todos los elementos sociales en los liderazgos”, complementa el legislador.
La diputada del Frente Amplio, Consuelo Veloso, afirma que prefiere a quienes “al menos viniendo de sus entornos de privilegios, trabajan políticamente para que otros tengan igual esas oportunidades”, pero que “sigue siendo un desafío permanente, porque lo que provoca colateralmente la proveniencia de estas élites políticas e intelectuales, es una leve o una alta estrechez de visión general sobre el sentir ciudadano o el sentir popular”.
El origen y tendencia en los mandatarios
Complementando con la tesis que postula Francisco Ortega, Pablo Briceño afirma que “después de la independencia, la política chilena no tuvo ningún conflicto interno muy serio entre sí. No hubo guerras civiles como hubo en otras partes de América Latina. Por eso la élite se mantuvo dando vuelta en el poder todo el tiempo. A eso se le suma que se casaban entre ellos y asistían al mismo círculo social, por sus familias o colegios”.
La trayectoria de todos los presidentes del país, incluido Gabriel Boric, demuestra que vienen de educación privada o de alto estándar.
Desde Manuel Montt en 1851 hasta el presidente Gabriel Boric, 15 de los 27 mandatarios egresaron del Instituto Nacional. Desde el siglo XX, 17 de los 21 presidentes estudiaron en la Universidad de Chile. Dos en la Universidad Católica, uno en la Universidad de Concepción y uno realizó el Servicio Militar (Carlos Ibáñez del Campo).
“Es mentira que Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende asistían al Cesfam de la señora Juanita. Los cambios en la historia política de Chile se pueden ver entre los mismos políticos de clase alta”, comenta César Guzmán-Concha, doctor en sociología.
El mismo Presidente Allende, que se transformó en un símbolo de la izquierda, también venía de una familia adinerada y tradicional. Era nieto de un exsenador y médico, e hijo de un abogado. Fue líder estudiantil en los 20, cuando estudió medicina en la Universidad de Chile, época que no era fácil acceder a la educación superior. En la vereda contraria está el caso del Presidente Sebastián Piñera, egresado del Verbo Divino, que formó una de las fortunas más grandes del país como empresario.
El Presidente Boric, en tanto, viene de una de las familias más reputadas de Punta Arenas. En el patrimonio familiar se registra una casa con vista al Estrecho de Magallanes. El Presidente estudió en el Colegio Británico -British Highschool- de Punta Arenas, que hoy tiene un arancel de 340 mil pesos. Sus estudios superiores los realizó en la Escuela de Derecho en la Universidad de Chile.
Guzmán-Concha atribuye derechamente a la educación el hecho de que por años se mantengan las mismas dinámicas sociales en el poder político. “Depende de los establecimientos educacionales y de los partidos políticos el oxigenar la cadena de clase alta que ha gobernado desde siempre”, menciona.
El diputado Carlos Bianchi, que fue el único que logró salir electo en calidad de independiente bajo el sistema binominal, asegura que “es altamente improbable que una persona con orígenes sencillos, sin redes ni estructura de un partido político, logre ingresar a estos grupos”.
El senador Castro, en tanto, postula que “efectivamente el origen de clase de los líderes políticos de izquierda y de derecha, en muchos casos, no todos, vienen de sectores más bien medio o medio alto. Y eso tiene que ver con la cuna, con la posición económica de origen. No es un delito, ni es una mancha. Pero habla de que la cosa pública no siempre ha estado instalada o ha podido surgir desde el mundo popular. Me refiero a los liderazgos”.
“Los hijos y amigos de los mismos políticos”
“Ellos pertenecen a una casta política, que es muy común en la historia de Chile. Son los mismos grupos de poder económico y cultural que se han repartido el poder. Puede que no estén en el Verbo Divino, pero están en la Alianza Francesa. Puede que no vivan en San Damián, pero sí en el Barrio Italia. ¿Eso los inhabilita como actores políticos? Por supuesto que no. Pero cuando empiezan a reproducir las mismas malas prácticas de la casta que ellos criticaban, es porque al final, eran más de lo mismo”.
Eso señaló esta semana en Radio Infinita sobre los lideres del Frente Amplio, y a raíz de los dichos de Matthei, el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter.
Desde el PC hasta el Partido Republicano existen representantes que cumplen con la definición de Carter. “Efectivamente, gran parte de quienes están hoy en el poder son parte de la élite. Uno podría decir que la derecha tuvo un recambio, pero son los hijos, o amigos de los hijos, de los mismos políticos. La izquierda, lo mismo, la diferencia es que estaban todos concentrados en las universidades“, señala Pablo Briceño sobre este fenómeno.
César Guzmán-Concha afirma por su lado que “los partidos de izquierda tienen dificultades para representar lo que deberían representar. Por otro lado, los partidos de derecha continúan muy bien transmitiendo los intereses de las clases altas. No han perdido el vínculo”.
En el caso del Frente Amplio, como en todos los partidos, existen diversos casos de personeros que son primera generación profesional de sus familias. Pero parte de sus fundadores y principales lideres egresaron de colegios de la élite. Es caso del exministro Giorgio Jackson, que estudió en el Colegio Alemán Thomas Morus; el jefe de asesores del segundo piso en La Moneda, Miguel Crispi, egresado del Saint George’s; Gonzalo Winter, del Verbo Divino; y Tomás Vodanovic, del Colegio Cumbres, entre otros.
En los partidos políticos, de oficialismo u oposición, se da algo similar. De los presidentes de los partidos constituidos con representación parlamentaria, 9 estuvieron o egresaron de colegios, no solo con altos aranceles, sino que en su mayoría de los más caros del país. Colegio San Ignacio El Bosque (Providencia), Tabancura (Vitacura), Sagrados Corazones de Manquehue (Vitacura), Colegio Alemán de Santiago (Las Condes), son algunos de los establecimientos a los que acudieron líderes tanto de Republicanos, Chile Vamos, Socialismo Democrático y el Frente Amplio.
Hay parlamentarios de diversos sectores que afirman que hoy existe mayor variedad, no se concentra el poder en unos pocos, pero que siguen existiendo desafíos.
Miguel Mellado, diputado de Renovación Nacional, opina que “la época en que solo podían postular los de apellidos rancios y pomposos con grandes billeteras ya pasó. Desde que se da montos por votos, y se avanzó en ampliar distritos, hemos podido llegar gente de clase media o profesionales sin esos patrimonios”.
La parlamentaria Consuelo Veloso sostiene que “el presidente Boric tiene todos los méritos necesarios para estar en el lugar en el que está. Porque desde el día uno ha sido alguien que ha generado confianza y credibilidad en la ciudadanía, independiente de que piensen o no piensen como él, e incluso independiente de su clase social. Lo que sí, al gobierno le haría bien incorporar en sus cargos y abrirle un lugar en la mesa a liderazgos que provengan de una realidad distinta”.
El caso de la comuna de Santiago como ejemplo
Desde desde la vuelta a la democracia han habido 7 alcaldes y alcaldesas de Santiago: Jaime Ravinet, Joaquín Lavín, Pablo Zalaquett, Carolina Tohá, Felipe Alessandri e Irací Hassler. Sin importar el partido que representen, todos provienen de una clase social privilegiada según sus colegios, sus universidades y sus familias.
La actual jefa comunal, Irací Hassler (PC) proviene de una familia empresarial ligada a la fruticultura, y realizó sus estudios en el Colegio Suizo de Santiago e Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile. El alcalde anterior, Felipe Alessandri es parte de una dinastía política histórica del país, cuyas primeras autoridades electas datan desde el siglo XIX. Asimismo, completó sus estudios en uno de los establecimientos escolares más exclusivos de Chile y el continente: el Nido de Águilas.
Hacia atrás en el historial se encuentran personajes como Jaime Ravinet, Pablo Zalaquett o Joaquín Lavín, todos representantes de la élite social y económica.
Al ser el núcleo de la capital, Santiago es una de las comunas más disputadas por los partidos. Acá residen las cedes de los poderes estatales y establecimientos educacionales simbólicos. Además, es la tercera más poblada a nivel nacional. Esto genera que llegar al poder en Santiago se transforme en una gran atracción en las elecciones municipales.
Fuente: The Clinic